La primera mención que se realiza de la existencia de unas termas más allá de los límites campamentales, la realiza Martín Valls en los años 70 al estudiar la epigrafía de la zona. Posteriormente, Martín Valls y Delibes de Castro, publicarán un plano con la ubicación de las mismas a tenor de los restos que se conservaban a la vista en esos momentos.
El carácter termal de las estructuras que excavamos, se topa con el tamaño de la superficie de intervención y los restos documentados que imponen una cierta cautela a la hora de la interpretación de los mismos. En efecto, la no documentación de pilae que hubieran servido para sostener una piscina de agua caliente, o del horno que alimentaría el aire caliente, hace que la identificación de los restos arquitectónicos como parte de un conjunto termal sea más dificultosa.
La presencia en el interior del campamento de un aljibe similar al ahora localizado, también nos podría hacer pensar en otro tipo de establecimiento o estructura enfocada a la contención y almacenamiento de agua.
Equipo de trabajo
Arqueología
→ Fernando Muñoz Villarejo

