Esta intervención consistió en la documentación de diferentes aspectos arqueológicos, tanto de la muralla colindante con la basílica, como en el interior de la misma, antes de que esta tuviese su forma actual.
La muralla conservada en diferentes puntos de la estructura ha permitido ver las reformas de época medieval, y la cimentación de la misma.
Tal vez el elemento más llamativo, y que ha sido objeto de conservación y exposición fueron sendos moldes de fundir campanas, de los que hoy se puede apreciar uno a la entrada. Hasta ese momento, no se había localizado ninguno de estos elementos en la arqueología de la ciudad. Ambas campanas son similares en tamaño, pero no se corresponden con ninguna de las que actualmente conserva San Isidoro.
También se localizaron restos de los palacios reales que se asentaron en la zona oriental de la basílica.
Equipo de trabajo
Arqueología
→ Fernando Muñoz Villarejo


